El Septrionismo promueve comunidades para aquellas personas que comparten nuestras ideas y desean colaborar en el logro de los objetivos personales y comunitarios.
La experiencia histórica nos demuestra que no basta vivir y convivir unos cerca de los otros como vecinos o como residentes para constituir una “Comunidad”. No, es necesario compartir muchos objetivos comunes, muchos esfuerzos mancomunados, muchas responsabilidades sociales, morales y éticas, a más de idearios comunes, para poder constituir una comunidad.
No es la infraestructura arquitectónica lo que constituye una comunidad. Un lugar o un conjunto poblacional solo se transforman en comunidad cuando sus integrantes participan por igual en todas las responsabilidades como en todos los beneficios. ”Solo Cuando el Bien común es el Deber Común de Todos, Germinan los Principios Comunitarios”.
El bien no es exclusivamente la propiedad de las cosas, lo son también los beneficios y los servicios que el ser humano recibe de las acciones sociales del bienestar común. Estamos convencidos que los servicios constituyen el mayor patrimonio al que el ser humano puede aspirar y estos solo se logran al amparo de la vivencia comunitaria.
Se ha soñado siempre con la igualdad de derechos, más nunca se ha querido aportar igualdad de responsabilidades y deberes. Ha deseado siempre recibir todos los beneficios de la sociedad más nunca ha querido dar ni aportar nada a cambio de esas metas.
Dicen las enseñanzas universales: “Hay que dar para recibir”, si los miembros y residentes de una comunidad quieren recibir los servicios del bien común, es indispensable que se despojen de sus egoísmos y que aprendan a dar de si mismos y a participar con responsabilidad y seriedad en todas las actividades y necesidades del cotidiano vivir.
Actualmente contamos con comunidades en:
Lima – Comunidad Lorenia
Iquitos – Comunidad Inka Man Ko Ka Li
Pucallpa – Comunidad Shirambari
Contamana – Kalimananga