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Día de la familia

Algunas enseñanzas septriónicas acerca de la familia

Aprovechamos la oportunidad del día de la familia para recopilar algunas citas de las enseñanzas que Shikry Gama dio acerca de la familia.

“Todo ser humano es un Ser Triptihistórico, pero pocos son los que tienen consciencia de que están haciendo la historia de sus familias, de sus pueblos y del universo humano.”

“Desde remotos tiempos los hombres aprendieron a dignificar el significado de la Paternidad y de la Filialidad. Comprendieron la trascendental responsabilidad de que sólo siendo buenos padres y buenos hijos harían de sus familias, la base del progreso social y espiritual de sus pueblos. La historia demuestra que la grandeza cultural y espiritual de todo gran pueblo tuvo sus fundamentos en el culto que hicieron de la paternidad y de la filialidad. Las religiones que constituyen la máxima expresión de la cultura de los pueblos, sintetizaron en estas dos grandes cualidades, la relación de los hombres con Su Dios, reconociéndolo como el Padre Universal, y a los hombres como a sus amados hijos.”

“Auscultando las causas de la tragedia de nuestras pérdidas juventudes, siempre encontramos que el factor determinante que indujo a la rebeldía y a la perdición va asociada a las “carencias afectivas” de la niñez. […] Cuando realmente hemos aprendido a ser amorosos, hasta la pobreza es dulce porque sabemos compartir lo bueno y lo malo con amor, sin recriminar ni reprochar lo que compartimos con nuestra familia.

[…] Familia es un vocablo que hoy tiene un significado de parentesco y de consanguinidad, pero sus orígenes derivan de fame [hambre, en latín] y de lía [juntos] que significaban “comer juntos”. El devenir del tiempo de las circunstancias nos hicieron descubrir que quienes “comían juntos”, quienes mitigaban el hambre juntos desarrollaban sentimientos afectivos capaces de unir a las personas en fuertes lazos de amistad y solidaridad.”

[Uno de nuestros postulados es que estamos convencidos que Dios nos concedió] “la libertad de albedrío […] y el derecho a la autodeterminación para decidir el número de hijos, la clase de familia y la calidad de vida que queremos darle a nuestras familias [para evitar tener que sufrir los] conflictos económicos que derivan de una numerosa familia que es imposible solventar en nuestros tiempos”.

“No existe ningún ser viviente que no necesite alimentos, salud, educación y trabajo, para asumir un rol progresista en la sociedad en la que vive. Y cuando no hay trabajo no habrá suficiente alimento, y por lo mismo no habrá la indispensable salud corporal, mental y social, que reprima los instintos de la agresividad y de criminalidad de los desfavorecidos. Es una perversa falacia hacer creer que los hijos vienen con el pan bajo el brazo.

Sólo las familias autosuficientes pueden asegurar la alimentación y demás necesidades de los suyos. No se debe tener más descendencia de la que se puede alimentar, vestir y educar. Si no nos hemos preparado para sostener económicamente a los hijos, ¿por y para qué traer a este mundo seres que vendrán sentenciados a padecer desnutrición, enfermedades, desocupación y adversidades? ¿Es que el sentido común no advierte a los irresponsables progenitores que todos aquellos que nacen y crecen carentes del vital recurso económico estarán expuestos a la ignorancia, a la delincuencia, al repudio y a la marginación social? 

[…] Si no ayudamos a resolver estos problemas socio-económicos del pueblo, no será posible lograr que los seres humanos puedan practicar los valores morales y éticos que nuestra sociedad necesita para superar la corrupción imperante.

[…] Si logramos inculcar en la sociedad esta planificación familiar habremos contribuido para que haya menos pobreza, menos injusticia social y más oportunidades para alcanzar la armonía, el respeto y la confraternidad en el mundo en el que vivimos.” 

“Las familias son las raíces ideológicas, éticas y morales del hombre. Por este motivo la filialidad viene a constituirse en uno de los objetivos más importantes, y hay algo que nunca debemos olvidar. Todo lo que es la sociedad, todo lo que se aspira a nivel de humanidad, en todos sus aspectos, sólo puede ser alcanzado en la medida en que sepamos practicarlo en la familia.

[…] Si nosotros no enseñamos a desarrollar el amor, el respeto, y la obediencia a nuestros padres, no habrá unidad familiar, no habrá esta correspondencia de los padres y los hijos, no habrá el culto familiar, y comprendamos, la familia es la célula de la sociedad. Si no hay amor filial, si no hay deberes filiales que le den la solidez y la vigencia a la familia, tampoco la patria, la nación, las instituciones, podrán beneficiarse de la filialidad de sus hijos. 

[…] Si no hay filialidad de hijos a padres, entonces no hay filialidad de hombres a instituciones, de ciudadanos a naciones, de hombres a ideales, no hay posibilidad de que ningún hombre cumpla ninguna norma, porque sencillamente no le han enseñado a amar las normas que constituyen la supremacía de su propia existencia.”

“Las actitudes y costumbres de los hombres y las familias determinan la idiosincrasia de los pueblos, y así, las actitudes de los individuos y de las familias se desdoblaron en las posturas sociales, políticas y religiosas de los pueblos.”

“Los humanos de bien debemos aunar esfuerzos para hacer causa común con el firme y decidido propósito de defender […] la supervivencia de nuestras familias, protegiendo nuestro patrimonio y nuestros derechos universales.»

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