Extracto de la Lucidación: «El alma y el cuerpo»
«Cuando carecemos de información estos temas pueden parecernos intrascendentes, pero en la medida en que discernamos meticulosamente sobre nuestras sensaciones, emociones, sentimientos, pensamientos, nuestras reacciones internas y nuestra propia conducta, entonces, poco a poco, iremos descubriendo que, efectivamente, nuestra alma y nuestro cuerpo son dos entidades que se complementan la una con la otra, pero que lamentablemente no siempre son buenos aliados, porque el cuerpo normalmente impone apetencias que son adversas a las necesidades espirituales del alma. El cuerpo tiene apetencias fisiológicas, mientras que el alma tiene hambre de conocimientos que le den predominio sobre su cuerpo y sobre la naturaleza que le rodea.
Cuando escudriñamos lo que son las actitudes y los hábitos del ser humano, descubriremos también que el alma tiene que aprehender a luchar contra la irracionalidad, hasta desarrollar la facultad de pensar y discurrir el entendimiento sobre la causalidad de la existencia para adquirir el autocontrol sobre los instintos y lograr la sublimación de su naturaleza.
Los instintos impulsan al cuerpo hacia la autoconservación de sí mismo y a la conservación del código hereditario de su raza, en forma tal que no pueda el cuerpo escapar de esta finalidad.
La inteligencia impulsa al alma a una búsqueda de conocimientos que le den respuestas a sus inquietudes cognitivas: ¿Quién lo creó?, ¿De dónde viene?, ¿A qué vino a este mundo?, ¿Quién es?, ¿A dónde irá después de muerte?. Y ¿Qué cosas debe saber y hacer para liberarse del cautiverio de los instintos del cuerpo?.
Hoy, como otras tantas veces, he experimentado esa lucha contra las flaquezas de un cuerpo que ha sido víctima de una infección gripal. Sentía la fiebre, la flaqueza de mi cuerpo que sólo buscaba el abandono y descanso corporal, mientras que mi alma se rebelaba a estar postrada en una cama. Todo el día estuve luchando para vencer al desgano.
Vino a mi memoria los recuerdos de la niñez, cuando no deseaba ir al colegio. Intuyo y siento que algo semejante viven los jóvenes y adultos cuando han dejado que estos hábitos programen su comportamiento diario, se dejan gobernar por los mandatos del cuerpo, sin comprender que el alma debe luchar contra las flaquezas del cuerpo hasta lograr la realización de sus propósitos, venciendo los malos hábitos, incluyendo las debilidades de un cuerpo enfermo.
El alma puede gobernar al cuerpo, y cuando esto se logra el cuerpo obedece los mandatos del alma. Si los jóvenes lograran este dominio desde temprana edad sus cuerpos no serían el obstáculo que les impide la realización de sus metas. Sus cuerpos no serían ese adversario que boicotea sus buenos deseos para adquirir los conocimientos que necesitan. Sus cuerpos no serían el lastre que les impide proyectarse en el conocimiento y en la experiencia.
He querido reflexionar esta noche sobre esta realidad, para que aquellos que son víctimas de sus cuerpos, de esos cuerpos que han heredado tantos hábitos negativos de sus antepasados y que sólo buscan el placer y la molicie, y que ante cualquier reto de la vida se disfrazan en cuadros hipocondríacos de enfermedades que sólo tienen existencia imaginaria.
Por eso quiero que conozcan esa realidad, que el alma y el cuerpo son una unidad que no siempre son aliados y no siempre el uno corresponde a las necesidades del otro.
Meditemos sobre esto hermanos, y especialmente aquellos jóvenes que muchas veces claudican ante el reto de dominar sus hábitos y pierden la partida, sin siquiera animarse a luchar intentando vencer lo que puede ser negativo para sus vidas.»
Extracto de la Lucidación: «El alma y el cuerpo», de Shikry Gama