BUENOS DIAS… DIOS,
BUENAS TARDES…. SOL,
BUENAS NOCHES… INCA.
Hemos arribado a este hermoso jardín que se recuesta en la Cordillera de los Andes para clavar en su corazón pensante muestra bandera de luz y verdad. Hemos llegado a Lima sin equipajes, sin títulos universitarios, sin cuentas bancarias, sin carros ni lujos, sin grandezas terrestres ni vanidades, sin orgullo ni pretensiones, sin bien ni mal, sin ángeles ni demonios.
Nuestro bagaje viajero es una palabra: RECTITUD
Nuestra grandeza terrestre está en el AMOR A LOS DEMÁS
Nuestras riquezas son: LA COMPRENSIÓN PARA OTROS
Nuestras vanidades son: SABER ENJUGAR EL LLANTO DE OTROS, MIENTRAS OCULTAMOS EL PROPIO.
Y nuestras cuentas bancarias son: ARMONÍA DEL RICO CON EL PORE, LA MANO EXTENDIDA PARA PEDIR A QUIEN TIENE TODO Y DARLO A QUIEN CARECE DE TODO.
Esto es lo que se llama BRAHAMANISMO-LAMAISTA(*). Esto es en pocas líneas lo que abarca un denominativo fácilmente ubicable en otros mapas distintas al nuestro, pero, si bien es cierto que las palabras aparentemente dicen lo mismo, también es una verdad incuestionable que nuestra filosofía no acepta irracionales entre los dioses, ni dioses bajando a la tierra a lomo de animales, ni cánticos elogiando la destrucción y muerte de los hombres nuestros hermanos, ni el trueque de los valores intrínsecos del hombre por un mañana incierto, ni ningún tipo de «tabú» aplicable como bálsamo conciliatorio en ninguna circunstancia de vida del hombre sobre la faz de la tierra.
No somos una religión, somos una filosofía. Y somos una filosofía que le explica al hombre quien es, de dónde viene y para dónde vá, que le señala las causas que ocasionan su caos pensante, que le explica las razones de su colapso moral, que le indica el por qué de su frustración de vida y que solicita la colaboración de los laboratorios del mundo para probar científicamente la existencia real de lo Dios. Por eso nuestro denominativo de Brahamánico-Lamaísta sólo tiene como relación con las religiones existentes la vocalización de la palabra y la sonoridad fonética del vocablo.
Es con entusiasmo latino-americano como he llegado a Lima para conformar acá un Centro Cultural Filosófico Brahamánico-Lamaísta que agrupe bajo un modesto techo las inquietudes de quienes no han podido hallar ni conocer la paz espiritual que tenemos aquellos que nos hemos encontrado a nosotras mismos, y que con las manos limpias de lo que constituyen los bienes de la tierra les riquezas terrestres, las grandezas humanas, los orgullos y las vanidades podemos saludar a nuestros hermanos en desgracia con una sola palabra salida del corazón tranquilo: «LA PAZ Y LA LUZ BRAHAMÁNICO-LAMAÍSTA SEAN CON USTED».
Quiero aprovechar esta oportunidad para saludar a todos los Brahamanicos-Lamaístas con la alegría de recordarles que somos un solo corazón y un solo pensamiento; que somos dioses de la tierra porque somos capaces de construir nuestra propia vida y orientarla hacia la paz espiritual. Que somos dioses en la tierra por que somos capaces de compartir la risa y el llanto con nuestros enemigos; que somos dioses en la tierra porque nuestra filosofía, nuestro espíritu y nuestras vidas no están salpicadas de sangre de nuestros semejantes ni impregnados de lágrimas de otros seres humanos; que somos dioses en la tierra porque llevamos dondequiera que vamos una sola intención, una sola norma, un solo objetivo: RECTITUD.
BUENOS DIAS… DIOS,
BUENAS TARDES…. SOL,
BUENAS NOCHES… INCA.
Hermana Pepita
Editorial Ego 01 – 1970
(*) Nota de editor: El Septrionismo, como ahora se lo conoce, comenzó su actividad misional bajo el nombre Brahamanismo-Lamaismo de la Amazonía. En el año 1978 luego de un CONABLA en la ciudad de Cochabamba se cambió su denominación a la de Septrionismo.