A veces nos preguntamos si es bueno o no hacer donación de órganos o recibir un trasplante de órgano, y qué consecuencias tendría para el espíritu y el cuerpo.
En principio el Septrionismo propugna la libertad absoluta de cada individuo para decidir sobre su cuerpo. Cada persona, en el uso de su libre albedrío y su inherente derecho a la autodeterminación, asume las consecuencias de sus actos ya sea para bien o para mal, según sea el caso.
¿Qué pasa cuando recibimos un órgano de otra persona?
Shikry Gama ha investigado mucho este tema y nos ha explicado cómo el cuerpo y el espíritu están conectados a través de una sincronización energética que propicia su funcionamiento como cuerpo.
Cuando nos donan un órgano, esta sincronización energética se ve alterada por el órgano donante y se producen choques energéticos que tratan de distorsionar el orden energético del organismo[1].
Esto sucede porque el órgano tiene información que proviene del donante y al ser transferido a otro cuerpo con otras características orgánicas y espirituales, muchas veces es rechazado. No solo por una incompatibilidad propia del órgano, sino por una incompatibilidad energética y funcional del organismo donante con el receptor. Es por eso por lo que personas que reciben un trasplante tienen que tomar inhibidores el resto de su vida para evitar que sus cuerpos rechacen el órgano nuevo.
¿Qué nos dice Shikry Gama sobre las consecuencias de los trasplantes para el espíritu del receptor?
¿Qué relación tienen nuestros órganos con nuestro espíritu? Según Shikry Gama, los órganos son activados, entre otros, por frecuencias de energías bio-eléctricas individuales, que son productos de la sincronización entre el espíritu y el cuerpo.
Si nosotros recibimos un órgano ajeno, nuestro espíritu sufrirá los trastornos propios de la incapacidad de poder usar su cuerpo atómico a plenitud. Esto produce interferencias energéticas que causan el rechazo porque el cuerpo que recibe un cuerpo extraño.
Hay muchos testigos de los cambios de personalidad que sufren las personas con órganos donados, lo que demuestra cómo estas frecuencias energéticas bio-eléctricas individuales forman parte del órgano y interfieren en la personalidad del receptor. El espíritu tiene su programa de evolución a través del desarrollo de la personalidad que vino con su propio cuerpo.
¿Qué sucede cuando nuestro espíritu muere?
Shikry Gama investigó lo que pasa en los cementerios y vio que los espíritus cuyos cuerpos no están bien desintegrados, es decir, que aún tienen más vida celular, siguen atados al cuerpo. Al morir, el nexo energético del espíritu con el cuerpo se rompe, lo cual hace que la vida funcional del ser como tal ya no existe. Pero a pesar de esto el cuerpo después de morir sigue teniendo vida celular hasta que se desintegre todo el cuerpo.[2]
Al parecer, esto hace que el espíritu mantenga cierto nexo energético con el cuerpo, que limita su libertad. Para liberarse, el espíritu necesita que el cuerpo se destruya lo máximo posible. Para resolver esta situación y darle libertad al espíritu, el Septrionismo aconseja cremar a los cuerpos.
¿Entonces qué pasa con el espíritu del donador del órgano?
Sin entrar en precisiones que no podemos medir, el espíritu -aunque estuviera cremado todo el resto de su cuerpo- se mantendrá conectado al órgano. A parte de esta conexión, no sabemos qué otro efecto producirá el uso de este órgano por parte de otra persona en el espíritu. Pero lo que sí sabemos es que todo siempre tendrá algún efecto. Porque todo lo que existe, contiene mecanismos.
Conclusión
Para terminar, repetimos lo que Shikry Gama ya dijo. El Septrionismo no aconseja trasplantar ni donar órganos. En lugar de ello aconseja más bien el estudio de los genes para tomar providencia de que se evite las enfermedades y trastornos hereditarios.[3]
[1] Shikry Gama, Interrogantes, Trasplante de cerebro.
[2] Shikry Gama, Interrogantes, Trasplante de cerebro.
[3] Shikry Gama, Interrogantes, La teratología