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Recuerdos con el Hermano

Recuerdo en Lima, años 1973-74, cuando pasaba por su oficina en la Institución y hogar, en un pasillo angosto, aireado, de una galería de un primer piso antiguo de la calle Wakulski, a media cuadra de la avenida Brasil, un silencio respetuoso rodeaba ese ambiente… se olían aromas diversos por ese lugar: unas veces de rosas, otras de jazmín, y así determinaba la entidad o Guía Espiritual que lo visitaba. La Hermana Pepita me lo decía, con una voz íntima y un gesto serio: que estaba Jesús, y por el aroma permanente de rosas; nadie entraba allí, en ese momento; lo solía ambientar con música clásica, en bajo volumen, normalmente Beethoven.

Hay algo que mencionar con respecto a Beethoven. Cuando en septiembre de 1973 viajé a Bolivia, con destino a Cochabamba, donde estaban un grupo de jóvenes interesados en la fundación de una filial Brahamánico-Lamaísta, (en ese entonces se llamaba así) dirigidos por el hermano aceptado Nicola Andouni, otro aceptado hermano Alfredo Fag,(C.I.C.E.U.L.A), simpatizantes Kruno Katusic y otros hermanos bolivianos interesados: Henry Amestegui, su hermana,Rita de Peña, Gastón Villarroél, Ruth, María Luisa Rojas, su hijito Carlos, incluso un argentino aceptado y profesor en la Universidad de San Simón: Carlos Eusebio Paniagua, y otros que no tengo tan presente.. pero sí los reconocería. Por motivos personales los hermanos no pudieron ir a Bolivia. Al regresar poco después, pasé por Lima y me quedé a colaborar con los hermanos hasta diciembre del año 1974. Cuando llegué, el Hermano me preguntó: Llegas con el maletín o con la valija? Sorprendido, respondí: con las dos; él cerró su pregunta con un: “bueno, aquí hay muchas cosas que hacer…” Con el equipaje casi todavía en mis manos calientes, me quedé – un buen tiempo – hasta el 24 de diciembre de 1974.

El tema de Beethoven surge un amanecer en el hotel ‘Buenos Aires’, de La Paz. Esa mañana debía tomar el tren rumbo a Cochabamba, y se podía ver desde la ventana del piso alto, el andar de la gente en el andén de la estación. Me ocurrió que al despertar en esa mañana y abrir los ojos, estaba escuchando la 5ta Sinfonía del genio de Bonn, la misma que había estado escuchando el Hermano hacía ya tanto tiempo, en su oficina; toda la habitación seguía emitiendo el sonido, y sólo dejé de escucharlo unos segundos después que me senté en la cama…y descubrí que esa música no provenía de dimensión física.

Transcurridos tantos años reconozco en ese autor y sus temas la relación con el Hermano, y también cada vez que suelo pasar por momentos y circunstancias muy especiales de mi vida, ese autor me acompaña. Como si ambos estuvieran conmigo. Supe con el tiempo que las entidades espirituales solían prodigaban como atenciones especiales, regalos a los que colaboraban con los Hermanos. Fueron muchas las atenciones que tuve el honor de recibir en tantos años y eso ha permitido a mi espíritu seguir adelante, al pié del cañón, por tantas satisfacciones íntimas percibidas.

Cuando llegué a Iquitos en septiembre de 1971, y me reuní con ellos, después de un tiempo me dijo la Hermana Pepita que me estaban esperando, como a tantos jóvenes que en ese tiempo llegaron, y ella de gran capacidad cultural y humana; fundó el C.I.C.E.U.L.A.(Club de Intercambio Estudiantil de Latino América). Quería que todos los jóvenes de América compartieran en su crecimiento personal aquellas vivencias humanas y espirituales.

Siempre fui un admirador ferviente y respetuoso de Jesús; era mi Dios, y la cultura religiosa que había recibido desde mi niñez. Al enterarme que mi Guía Espiritual era Shikry Gama, y que no era Jesús… sentí tristeza, y pérdida, ya que no entendía esa vinculación… la información la había obtenido después de ser aceptado en la orden mística el 27 de diciembre de 1971. Era en ese momento cuando el Hermano entregaba por escrito datos de la encarnación inmediatamente anterior a la actual. Allí figuraba que mi Ruta Espiritual era Brahamánica, y que Shikry Gama, su Guía, tenía que ver con el regir en la dimensión espiritual de esa época. Cada época tiene un Guía tutelar, y poco es lo que uno puede saber culturalmente.

Recuerdo una tarde; lo había acompañado a Iquitos, se detuvo en la costanera del puerto, sentados en su camioneta Ford azul, de doble tracción, frente al Amazonas, sentado en el volante, sin mirarme, con la vista fija en el horizonte del río, me respondió – ante mis dudas -, con una voz suave y baja: ‘puedes seguir con Jesús como Guía, es lo mismo’. En ese momento, sin saber bien, decidí que debía seguir a Shikry Gama, porque tenía que ver con él…lo intuía. Con el tiempo descubrí que era su propio espíritu. También aprendí que todos los Guías Espirituales, siempre otorgan prioridad a los otros, es un ejemplo de humildad o de grandeza espiritual, que debemos aprender de ellos. Años después al ser iniciado en Lima, el 11-4 -1974, era jueves santo.Jesús le había pedido al Hermano que me iniciara. Ante mi asombro, me dijo: ‘Jesús me lo pidió por tu colaboración con la Institución’.

En la ceremonia tuve una visión del rostro de Jesús en la cruz, con la corona de espinas… fue en el momento que mojó mi cabeza con un ramo de flores, empapado en agua consagrada. Mi cerebro lo percibió en un chispazo de luz. Estaba a mis espaldas y me dijo unas palabras personales, que se adelantaron a algunos hechos que luego me sucedieron y que posteriormente los asocié con esas palabras. También Jesús fue su padrino de bodas con la Hermana Pepita, ferviente seguidora de Jesús, de siempre. Tuvo posteriormente una revelación donde reconoció quién fue en otras vidas el Hermano, – comentarios de la Hermana Placy (Hermana Pepita) – de allí su aceptación incondicional. Eran frecuentes sus charlas donde hacía relatos de vivencias y situaciones históricas de sus actividades y del Hermano.

En cambio el Hermano, solía sostener charlas con enseñanzas o respuestas a interrogantes, o temas de la Institución, consultorías de todo tipo o solucionando problemas puntuales: mecánica del vehículo, cuestiones de pago de alquiler y tantas cosas que hacían el funcionamiento de la casa -hogar-pensión-consultorio de diagnóstico de problemas de salud, economía, producción de la granja, primero en Iquitos y luego en Lima -Chilca; de relaciones humanas, o de actividades culturales en el salón de actos; incluso la fundación del primer centro en Lima de investigación de parapsicología y espiritismo, con una afluencia descomunal: ingenieros, investigadores, mediums, etc. Tantas anécdotas, que se podría escribir un libro con tantas diversidades de características humanas y patológicas, como circunstancias que a diario se vivía.

Estaba encargado de recibir a la gente, y de la custodia. Una noche, en plena custodia, oigo un golpe seco. Al bajar a la calle no percibí nada anormal, revisé los coches, todo normal, sólo dos estudiantes de la secundaria, caminaban hacia la esquina, con su suéter gris, camisa blanca y con una pequeña bolsa de tela blanca. Al cerrar las puertas de la entrada, de dos hojas de madera, descubrí que le faltaba la cerradura(chapa), tuve que cerrar con una tranca de madera apoyada en los escalones. Al otro día la compramos, quizá la misma, en Tacora (gran mercado popular donde los delincuentes reducían las mercaderías, y el valor era menor al de mercado).

Había un grupo espiritista que le llamaron y con cuanta dedicación y paciencia el Hermano los atendía, fuera del horario de las reuniones, o en el comedor, posterior a la reunión. Incluso me enviaba a regresarlos con el carro a sus casas. Recuerdo el caso de una mujer enajenada que no se la podía despedir, era una obsesión con el Hermano; me envió a llevarla a su casa, menos mal que me acompañó Panchito (Lama Francisco Ramirez), porque desvariaba tanto que me tuvo casi toda la noche recorriendo de un lado a otro su pseudo domicilio… por fin la dejamos…fue una odisea. Qué noche después de un día de trabajo agotador.

También teníamos sutiles satisfacciones con el Hermano. Me había propuesto para entretenerme, mientras llegaba la gente, observar a los individuos que ingresaban…le decía al Hermano, ‘ese de Karma hindú’, entonces iba a su habitación y de regreso me asentía con la cabeza mi descubrimiento. Era una manera de entretenernos sanamente.

Otra vez trabajaba con el Hermano en realizar unos muebles para una escuela. Fui a dos cuadras a comprar una hoja de revestimiento, cuando frente al registro automotor, cruzando la calle, un movimiento sísmico me detuvo. Mientras los empleados de la repartición pública salían a la calle en loca carrera y gritos, entonces me descubrí que estaba dando órdenes en una lengua que jamás supe cuál  era. De regreso ví en el frente de la casa que todos los vehículos saltaban, en un nuevo movimiento, y los frentes de dos pisos de la Institución, se ladeaban como saludando. Inmediatamente los Hermanos estaban junto a mí. En la calle había una vecina en camisón arrodillada en el piso, rezando. Pasados los movimientos el Hermano me envió a subir y hacer una inspección sobre daños y sobre el riesgo; recorrí todos los ambientes y desde la terraza dí el okay para que subieran. Sólo daños de mamposterías de balcones y techos; era una vivienda antigua antisísmica, paredes con cañas atadas y adobe, que lo hacían más segura.

El Hermano siempre ha sido un ser muy especial y humanamente inalcanzable. Cuánto me preocupa, a pesar de haber estado tan cerca de él, no haber sabido aprovechar sus enseñanzas exitosamente, para mejorar mi persona, o al menos producir en mi alrededor un bienestar colectivo. “Lo que natura no dio, Salamanca no presta”, así dice el refrán…

Una vez, el Hermano manejaba y viajábamos en su camioneta, de la ciudad de Iquitos al Brahamasterio, que era la comunidad Inca Manko Kali, casa, institución, granja y escuela primaria. Le dije que yo estaba pronto a regresar a Buenos Aires, pues mi madre había sufrido un infarto coronario en la primavera anterior; era enero de 1972, y también ellos estaban organizando mudar la dirección a Lima.Le pregunté: – en ese tiempo era la ruta polvorienta y arenosa- “Hermano, me puede dar alguna fórmula o llave esotérica, para que podamos seguir comunicándonos a la distancia…?” Me contestó: ‘para qué quieres Oscar un teletipo, si no te vas a dedicar a las comunicaciones…?’(en ese tiempo era la tecnología más avanzada de las telecomunicaciones).

Otra vez, en Lima, en 1973, hacía poco había llegado, y habíamos ido a buscar a la hermana iniciada María Semino y a su hijo Gustavo- Yo estaba junto al Hermano, el hermano iniciado argentino Otto Stegmuller, quien decía que yo era un peligro internacional manejando, porque le dije que había sacado el registro internacional… Y otra vez en una carta que suelo tener muy cerca, y releerla, de 1998, me decía el Hermano: el viejo Oscar llevará su carácter de irritabilidad a su sepultura. Y en una de las circunstancias en Buenos Aires, el 19-4-2007, dijo, en voz alta: “dejen hablar al poeta”, ante la torta de cumpleaños de la Hermana Nathalie y la fundación de la sede, donde debía encender uno de los tres vértices, por afuera de la torta (lo tomé como una de sus frases con buen humor y enseñanza). Y en la ceremonia de mi nueva Iniciación, ese mismo día, al ponerme la cadena con la medalla simbólica del Septrionísmo, me recomendó: ‘No la vuelvas a perder’. Posteriormente, en el ágape, le dije al estar junto al Hermano: ‘nunca tuve ese símbolo’; no me contestó, solo me miró en silencio… Interpreté luego, supongo, que debía meditar sobre lo que no debía volver a perder, tal vez fuera la orientación mística.

Agradezco a Dios por haberme permitido conocerlo, tan joven, 26 años (visto hoy a mis años crecidos) y venido de tan lejos. Pensar que mi destino vía Perú, era viajar a Suecia (23 de mayo 1971), quedé estancado, inmovilizado por las circunstancias y situaciones de ese momento; y un viaje al Cuzco suspendido por un poncho, me dejó la única alternativa viable y sin ese abrigo, buscar una región cálida como la Amazonía. Supe posteriormente que el Hermano en una de sus encarnaciones había nacido en Suecia…

Al no poder ir a la ceremonia de velar su cuerpo y de su cremación, me otorgué el compromiso de viajar para el 21 de septiembre, aniversario de la fundación, 43 años, y cuarenta años que llegué a Iquitos, y me reconocieron y los reconocí…

Ya mis años no son pocos y debo aprovechar, que aún mi memoria recuerda, mi cuerpo me obedece, y el sol me alumbra todo lo que debo y puedo percibir.

Oscar Alonso

Buenos Aires 22 de marzo de 2011.

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