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Los Laratris

Comunidad septriónica de Shirambari - Pucallpa, Perú

Laratri viene de Lar (hogar, templo),  Ara (altar) y Tri (tres). Lar en ofrenda a la Trimurti y la Septimia.

Constituyen las estancias del Gran Palacio Universal que los Septriónicos construimos como ofrenda a la Trimurti, a la Septimia y a la Nonimia: Eón de Inteligencia Eterna (Lo Dios)

La celebración de los servicios del culto septriónico se realizan en los Laratris, los Pro-Laratris[1], las salas de meditación y oratorios ubicados en cualquier poblado.

En los Laratri de cada comunidad septriónica se celebran la ceremonia regular (introeonización), las ceremonias Cosmogónicas, de solidaridad y las ceremonias especiales.

Los Tres Laratris

El Septrionismo concibe tres clases/ dimensiones de Laratri o templo espiritual que constituyen nuestra vida religiosa y que recomienda conocer y cuidar permanentemente. Esto son conceptos valederos para todas las doctrinas espirituales, especialmente válidas para guiar al humano a la superación de su naturaleza y para encontrar el camino de la realización espiritual, de la fe y de la filialidad[2].

El Laratri Corporal

La naturaleza de Lo Dios en su infinita sabiduría previó incluso el camino de los ateos y por eso instituyó el templo del cuerpo humano, el primero y el más importante de nuestros templos espirituales. Ese templo corporal que nos ha sido concedido con el cuerpo es en realidad el primer deber espiritual que hemos recibido del Padre.

Efectivamente todo nuestro ser, todo nuestro cuerpo y nuestra mente constituyen el primer templo espiritual que debemos desarrollar, embellecer y cuidar. Tenemos que hacer de él lo más bello que seamos capaces para ser merecedores de la visita de Lo Dios en nuestras vidas. Y así como cuando buscamos el templo social nos preparamos, nos volvemos reflexivos y nos recogemos en meditación para cuidar nuestros pensamientos y sentimientos durante el ceremonial, así en la vida cotidiana debemos recordar siempre que entre nuestro cuerpo, nuestra mente y Lo Dios hay una permanente comunicación que es imposible de evitar, aún cuando queramos ocultar nuestras propias acciones.

Y es que el templo corporal está constituido con material de Lo Dios y por eso Él está siempre en comunicación con nosotros. Es importante cuidar nuestro templo corporal tanto en la salud física como en la salud espiritual, especialmente el conocimiento ético y moral porque de ello dependerá la relación espiritual que podamos establecer con nuestro propio Dios. Es necesario comprender esta realidad para no descuidar jamás ese desarrollo espiritual que cada uno de nosotros está obligado a realizar en nuestra existencia.

Nuestra vida es temporal y tiene el único sentido de cumplir esta misión trascendental de encontrar las causas de nuestra existencia, de conocer las leyes que nos gobiernan y de identificar la presencia de Lo Dios en todas y cada una de las cosas que animan nuestra propia vida. Todo eso está en el templo corporal y en este templo podemos encontrar a Lo Dios y debemos alojarlo para que compartamos Su Luz, Su Paz y Su Grandeza.

Los humanos solemos mostrar fe tan sólo para reclamar a Lo Dios por nuestras necesidades, mas no hacemos de la fe una práctica de vida cotidiana. Mientras aquéllo que constituye nuestra fe sea solamente resultado del interés de resolver nuestras necesidades, el cuerpo sólo será la materia corporal sin poder convertirse en el «lar» ni del espíritu de nuestro ser, ni del Espíritu de Lo Dios.

La comunicación con Lo Dios no debe ser un día y una hora a la semana, en un templo indicado en un lugar, sino que debe ser en cada momento, en cada segundo de nuestra vida, en nuestro templo-cuerpo que es realmente el altar supremo en el que debemos honrar a Lo Dios.

El Laratri Corporal sólo se constituye cuando hagamos de nuestro Ser: Alma-cuerpo una morada espiritual de todas las virtudes, morada espiritual grata a los ojos de la Omnipotente TRIMURTI y de la Omnisapiente SEPTIMIA y de la Omnipresente NONIMIA y de todos nuestros Guías Espirituales.

El Laratri Familiar

Cuando los humanos en cumplimiento de esas leyes de Lo Dios decidimos constituir familia, entonces surge el segundo templo en importancia que es el templo hogar. Los creyentes -sean cuáles sean los argumentos doctrinales- deben recordar siempre que nuestro hogar es un templo en el que nosotros debemos protagonizar el rol del sacerdote y de la sacerdotisa, hacer de nuestros hijos los feligreses donde se rinda culto permanente al Dios de nuestra fe; haciendo de nuestro hogar, un templo de cualidades y virtudes que sean gratos a la mirada de Lo Dios para que su bendición siempre nos proteja y haga de nuestra casa ese remanso de paz y ese solaz espiritual que todos anhelan para la vida del hogar.

Nuestro templo hogar debe también ser permanentemente cuidado para que la presencia de Lo Dios sea continua y para que sus designios guíen nuestros actos, nuestros pensamientos y nuestros sentimientos. Para que Su potencia nos dé la fortaleza espiritual para vencer las adversidades, las dificultades de la vida y para que Su infinita voluntad nutra también nuestra voluntad, controle nuestras reacciones y nuestras emociones para sí actuar y expresar lo constructivo, lo positivo, lo amoroso antes que lo destructivo, lo negativo o lo rencoroso.

Debemos hacer de nuestro hogar y de nuestro ser, instrumentos de amor, instrumento de paz e instrumentos de realización espiritual permanente. Si cumplimos con honrar nuestro cuerpo-templo y nuestro templo-hogar, es seguro que podemos asistir al templo-social sin temores, sin vergüenza y sin tratar de ocultar absolutamente nada de nuestra realidad.

El Laratri familiar sólo se constituye cuando toda la familia haga de su casa, un hogar que se inspire en la filialidad y vivan en los preceptos de la Doctrina Septriónica.

El  Laratri Social

Es el edificio público dedicado a los servicios Ritualísticos del Septrionismo.

El templo social al que acudimos para las ceremonias del rito sólo tendrá el realce y la repercusión espiritual que necesitamos que tenga, si hemos aprendido de hacer de nuestros templo cuerpo y de nuestro templo hogar un lugar de comunión y realización espiritual. Porque si no es el caso, no acudirán a este templo social almas realizadas espiritualmente, sino almas acongojadas llenas de angustias, de necesidades que sólo recurren al templo social por esa extrema carencia de todo cuanto necesitamos  para vivir en paz.

Quizá la ignorancia de esa realidad, nos lleva a creer que durante el día, en el transcurso de la semana, podemos hacer libremente lo que queramos, ignorando la presencia de ellos o creyendo que todo cuanto hagamos, es ajeno al conocimiento de ellos y sólo cuando estamos frente  al Ara, cuando acudimos al templo, sea cual sea el rito, sólo ahí nos sentimos realmente descubiertos ante Lo Dios.


[1] Pro-Laratri: Sala de meditación autorizado pero no consagrado como Laratri.

[2] Filialidad (concepto Septriónico) Es el conjunto de normas y deberes de los hijos para con los padres. Todo hijo tiene el deber de amar, respetar y obedecer a sus padres. El que no sabe obedecer, no sabe respetar. El que no sabe respetar no sabe amar.

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