El Septrionismo no participa en la política, sin embargo se ha expresado muchas veces sobre la situación social y política sin tomar partido por nadie, con el objetivo de alcanzar soluciones para mejorar y llegar a la paz social.
Esto no significa que nuestras ideas no hayan sido utilizadas por políticos de todas las orientaciones, ya que hemos puesto siempre nuestro material al servicio de aquellos que lo necesitan con el objetivo de servir al ser humano. Somos conscientes que se requiere de mucho tiempo para corregir algo que ha formado parte de la idiosincrasia de los pueblos. También sabemos que si no se identifica los errores y se practica los valores no se puede mejorar.
Basta releer algunos párrafos de las lucidaciones para encontrar que lo que se describió en el pasado, sigue válido para lo que vivimos hoy.
La ingobernabilidad es una manifestación que evidencia que la ciudadanía se cansó de tolerar tanta corrupción en el ejercicio del poder. El pueblo siente que el Ejecutivo, el Legislativo y el Poder Judicial gobiernan sólo para lucrarse abusivamente con los partidarios y amigotes que han descubierto que es un gran negocio crear y mantener los problemas sociales. El pueblo está decepcionado de tantos engaños y fraudes electorales. El pueblo está comprobando que sus derechos han venido siendo pisoteados. El pueblo está constatando que los politiqueros y politicastros han hecho de la política la más pingüe y corrupta industria, que prometiendo ilusiones enriquece a los oportunistas, a costa de empobrecer cada día más al sufrido y carenciado pueblo.
Shikry Gama, Una democracia para estos tiempos, 1989.
Todo esto es el resultado de no haber corregido los errores más pequeños. Nos acordamos de una conversación donde Shikry Gama explicaba como fue el proceso de la criminalización de la sociedad, desde lo más insignificante hasta la penetración del crimen organizado en la política y la justicia. Ya estamos en ese nivel. Para corregir eso es necesario la rectitud. Cumpliendo los deberes sin atropellar los derechos ajenos. Y si actuamos por resentimientos y envidias por lo que otros tienen, o para vengarnos de los demás, nunca vamos a lograr tener una sociedad justa.
Ahora que nuevamente hay que elegir, esperamos que se ponga mayor atención en los antecedentes de los políticos.
Hastiados de tanta corrupción política, las gentes de bien reclaman una intachable trayectoria de valores cívicos y éticos de quienes aspiran a representar al electorado. Es impostergable la divulgación de un curriculum vitae que pruebe la honorabilidad y la credibilidad del postulante que desee representar a la sociedad electoral. La democracia para estos tiempos reclama que el servidor público sea un profesional[1] que ha demostrado su capacidad, disposición y méritos para cumplir con eficiencia y habilidad lo que el electorado espera de él. Que no sea el conchabe con el amiguismo de partidarios oportunistas que sólo buscan cuantiosos beneficios con poco trabajo. Quien no pueda acreditar un intachable curriculum vitae no debe calificar para postular a cargos públicos elegidos por el voto popular.
Shikry Gama, Una democracia para estos tiempos, 1989.
Aunque se ha introducido el cumplimiento del curriculum, vemos que no se logró cumplir realmente hasta la fecha. Que la población se organice dentro del marco democrático para participar más en el seguimiento de esta calificación, de manera imparcial.
Les invitamos a estudiar las explicaciones septriónicas sobre la democracia, la civística, el rico y el pobre, y tantos otros análisis para ser leídos y aplicados.
[1] Profesional: que practica habitualmente una actividad de la cual vive, que hace de su actividad cotidiana una profesión de vida, es decir, que cobra por lo que hace, sin que esto requiera de títulos universitarios. (Shikry Gama)