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La dignificación de la persona y el trabajo

Un hombre, para no tener que pagar la pensión de alimentos para los hijos, renunció a su trabajo para poder decir al juez que no podía pagar. El juez se sorprendió y le preguntó si no le importaba sus hijos.

Estos casos se dan muy a menudo y nos hacen recordar lo que Shikry Gama dijo en su mensaje «Nuestra misión en el mundo», en el capítulo de la dignificación de la persona y el trabajo:

«En el seno de la familia se combate por la misma dignificación de las formas de trabajo real, como el trabajo que produce “el dinero constante y sonante” a las actividades asalariadas en los centros de trabajo institucionalizados, negándole valor laboral a los quehaceres domésticos que realiza la esposa en el cuidado de sus hijos, el lavado de la ropa, la preparación de la comida, el cuidado y limpieza de la casa, hostigando y despreciando los esfuerzos femeninos en el afán de asumir la absoluta jefatura del hogar.

¿Acaso en ausencia de una esposa, por soltería, enfermedad o muerte de ésta no estaría obligado el hombre a pagar por todos esos servicios a quien contrata?

¿Y esta realidad no es suficiente para reconocer que es tan trabajo el que permite cobrar en efectivo, como el que reporta economía y capitalización de nuestros recursos?

Es tiempo pues de que aquellos hombres de mente primitiva desagravien y dignifiquen a quien desde su honrosa posición doméstica, contribuye por igual al mantenimiento de su hogar.

Y es tiempo de que esta absurda contienda de paso franco y libre a la comprensión, el respeto, la paz y la armoniosa convivencia de quienes se asocian para luchar juntos por un mañana de seguridades y prosperidad.»

Si bien es cierto que hay hombres que abusan de las mujeres, siempre debemos recordar que también existen casos opuestos, de mujeres que abusan de los hombres. Como aquellas mujeres que se embarazan a propósito de hombres casados, con buenos trabajos, con el objetivo de vivir a costa de él.

Así hubo incluso un caso de una mujer que tenía hijos de un general del ejército, de un capitán de policía y sucesivamente cada padre tenía algún cargo y ya estaban casados. Fuimos testigos de que la mujer trataba mejor a los hijos cuyos padres aportan más, y que los demás tenían menos derechos.

El caso descrito arriba no trata sobre una mujer que abusa, sino sobre una mujer casada que siempre cumplió con el cuidado de los hijos y con los labores del hogar, y que sigue cuidando a los hijos después de divorciarse. Tiene todo el derecho de recibir el apoyo para los hijos. Felicitamos al juez que lo puso en su sitio.

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