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¡Felíz día de la mujer!

Los septriónicos buscamos siempre el equilibrio y la equidad entre hombres y mujeres. Esto quiere decir que no promovemos ni el machismo, ni el feminismo, sino que buscamos la armonía y la paz entre ambos y la complementación del uno con el otro.  Los deberes y derechos de ambos deben estar acordados entre ambos y somos conscientes que sólo vamos a dignificarnos en la medida en que cumplimos nuestro rol de manera responsable. Las mujeres como hijas, amigas, madres, trabajadoras, vecinas y todo lo que hagamos en la sociedad y los hombres también en cada uno de sus roles. Siempre debemos preguntarnos qué queremos lograr y cuáles serán las consecuencias de lo que hacemos a largo plazo, preguntémonos si nuestros actos promoverán el desamor, resentimientos, odios y distanciamientos o sí estamos promoviendo el amor, la unión y el fortaleciendo de nuestras relaciones. Si el objetivo no es el bienestar y la armonía de todos, de la pareja, de la familia, de la sociedad, debemos revisar en qué fallamos.

El término medio y la equidad

En la búsqueda de la armonía entre hombre y mujer encontramos que todo en extremo es negativo. Por eso proponemos la practica del término medio en nuestros actos. En este sentido, tanto el machismo como el feminismo, el matriarcado como el patriarcado son actitudes extremas que no conducen al equilibrio y la equidad entre el hombre y la mujer.

El Septrionismo aconseja practicar la medianidad de nuestras acciones, es decir, trascender de la lucha de poder entre hombres y mujeres. ¿Cómo se hacemos eso? En lugar de buscar soluciones inclinándonos al feminismo que más busca vengarse de los hombres, nos habla de la feminidad, que es el desarrollo de las características y habilidades dentro de valores morales y éticos del espíritu femenino en armoniosa unión con los hombres y con admirable responsablidad de los compromisos que adquiere durante su vida. Lo mismo vale para los hombres, que en lugar de inclinarse al machismo que atropellan el derecho de la mujer deberían buscar su masculinidad dentro del marco de los valores espirituales del respeto y el amor se trata de descubrir su masculinidad. Reconocemos que nuestros espíritus son masculinos o femeninos, venimos al mundo con una personalidad definida de características femeninas o masculinas. Y esta personalidad debemos descubrirlo y perfeccionarlo.

La diarquía familiar

El equilibrio entre hombre y mujer en la familia se logra a través de la diarquía familiar. Si bien es cierto que en el hogar debe haber una cabeza porque si hay dos cabezas, estamos experimentando una competencia de mando que sólo socavará la autoridad de los padres y la capacidad de amar, respetar y obedecer de los hijos. Este mando debe ser acordado y delegado según las necesidades de la familia. Para eso deben establecer acuerdos que equilibran los deberes y derechos del hombre y la mujer. Toda relación es contractual y la relación de pareja debe funcional de la misma manera, en base a acuerdos aceptado por ambos. Esto requiere de la práctica de un dialogo alturado y permanente, en la que ambos tengan el derecho de ser escuchados y expresarse por igual y de proponer alternativas de solución para corregir los errores y para mejorar la convivencia diaria.

¡Feliz día de la Mujer!

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