Quién no se informó de las tradiciones funerarias de los incas, egipcios, griegos, y de tantos pueblos de la antigüedad que enterraban o cremaban a sus muertos, con sus pertenencias mas preciadas, para que tuvieran qué comer, con qué vestirse, y qué hacer en el viaje hacia el más allá. En la actualidad, las tradiciones son tan venidas a menos, que muchas personas consideran que estamos en una época en que ya se superaron estas creencias obsoletas, según muchos, propia de culturas supersticiosas.
Los Septriónicos nos preguntamos: ¿Será que en la antigüedad los videntes no tenían suficiente capacidad para descubrir cómo era en verdad la vida en el más allá? ¿O es que el mundo del presente ha perdido su capacidad para captar estas verdades?.
Los Septriónicos confiamos en las percepciones extrasensoriales de nuestro Fundador. Sobre todo creemos en las revelaciones que la O:. T:. y la O:. S:. concedió a S. G., y éste los filtró a nuestro fundador. La sensatez y el discernimiento de sus enseñanzas demuestra que conoce la situación real del aquí y del más allá, y nos lo cuenta con argumentos tan sencillos de entender, que realmente nos parece muy lógico y real. Además, en estos 37 años de enseñanzas, sus seguidores obtuvieron tantas evidencias de las verdades de su apreciación, que para nosotros esta convicción se ha vuelto cosa de todos los días.
Es reconfortante constatar cómo Shikry Gama nos conduce a un reencuentro con esas casi olvidadas tradiciones de nuestros antepasados. Nos hace redescubrir que estos pueblos no estaban equivocados en el cumplimiento de los mandatos de la Luz. Y nos certifica que lo que los muertos llevaban consigo, efectivamente les servía en el más allá. Estos pueblos percibieron correctamente las necesidades del alma de los recién desencarnados.
En una sociedad tan indiferente por las necesidades del alma, Shikry Gama nos advierte de las consecuencias que esto implica y que las almas recientemente transidas, siguen sintiendo las mismas necesidades que el cuerpo tuvo, y que, están destinadas a sufrir muchísimo si se les priva de la continuidad de sus hábitos. Se necesita un proceso especial para que aprenda a prescindir de las necesidades del cuerpo para vivir sin las costumbres y hábitos que tuvo en vida.
Shikry Gama nos da una nueva visión sobre las tradiciones de los antiguos. No es necesario entregar cosas físicas al alma. Lo que es indispensable, es ofrecer mentalmente todo lo que las almas pudiesen requerir para la tranquilidad de sus vidas. Su primera esposa y co-fundadora del Septrionismo, nuestra V:. H:. Pepita, durante toda su vida estuvo preocupada por estas necesidades del alma, lo que motivó que Shikry Gama, en su nombre, pidiera a la O:. T:. y a la O:. S:., un dimensión astral, especialmente dedicado a este fin.
Cuando ella desencarnó, durante el rito que se hizo para exaltar a su alma, por la mediación de la O:.T:. y la O:., Eón de Inteligencia Eterna escuchó sus peticiones, y les concedieron la creación de esa dimensión astral, a la que se denominaría “Estancia Transhabitual”.
En estos momentos la Estancia Transhabitual es una realidad ratificada por el testimonio de encarnados y desencarnados. Nuestra Venerada Pepita, con la venia de la Trimurti y la Septimia, preside todo lo que allí se hace por las almas. Ella misma y todos los septriónicos transidos habitan esta estancia. De manera sencilla -los septriónicos- podemos abastecer las carencias de las almas necesitadas, ofreciendo y compartiendo mentalmente todo lo que ingerimos, consumimos y vivenciamos todos los días. La prodigiosa munificencia de la Omnipotente Trimurti y la Omnisapiente Septimia, materializará las ofrendas mentales, transformándolas en la ayuda que las almas sufrientes necesitan.
No esperemos hasta morir para recién darnos cuenta de esta realidad. La vida nos sirve para prever y ocuparnos de cómo vamos a vivir en el más allá. La vida después de la muerte, para los septriónicos y creyentes que reflexionen sobre esta realidad, es una continuación de la vida física y por eso, no debemos pensar en la muerte como si en aquellos momentos se habrán diluido nuestras necesidades psíquicas. Debemos ocuparnos en vida de prever este futuro, si no queremos padecer las adversidades de los que no prevén las carencias del futuro corporal.
La Estancia Transhabitual es tan real, que hasta los espíritus no septriónicos están reclamando estos beneficios. La Venerada Pepita, en una revelación, pidió a la hermandad para que contribuyan con mayores aportaciones porque la necesidad de las almas carenciadas es gigantesca.
Para acrecentar el desarrollo de esta “Estancia Transhabitual”, los septriónicos del mundo debemos instituir en nuestros hogares la tradición de “agregar en nuestras mesas un puesto más”, para ser destinado a un imaginario comensal, que podría llegar en algún momento, o que en su ausencia, debería ser ofrecido ese puesto a la V:. H:. Pepita para que ella disponga de esos “alimentos astrales” para dárselo a alguna alma necesitada.
Lo que se hace es ofrecer los alimentos físicos mentalmente en el nombre de la H:. Pepita a la Omnipotente Trimurti y la Omnisapiente Septimia. Con esta actitud, estaremos también asegurando nuestro derecho futuro, para que cuando nuestra alma desencarne para que Eón, a través de nuestra V:. H:. Pepita, nos proveerá de todas aquellas cosas a las que estuvimos acostumbrados en la vida terrenal, y del alimento espiritual (conocimiento) que como espíritus necesitaremos para vencer estas necesidades para una liberación progresiva de nuestros hábitos terrenales.
Para aquellas almas que no contribuyeron para tener el beneficio de la Estancia Transhabitual, el día de todas las almas desencarnadas, el dos de noviembre, acostumbramos visitar a los Campos Santos, para interceder por las almas necesitadas. Acostumbramos ofrendar nuestras plegarias en los cuatro puntos cardinales pidiendo por todas las almas necesitadas. Solicitamos a nuestra V:.: H:. Pepita que interceda por nosotros y por todas aquellas almas que padecen el purgatorio de la espera espiritual. (Exaltación de nuestra Madre espiritual / 1-11-’89 6:00 / p.55)
Permanentemente los hermanos reciben señales de sus seres desencarnados que están en la estancia. Nuestro hermano Rodolfo Puraca, poco antes de morir, ya estaba en contacto con la estancia. Preocupado por si allá pudiera seguir trabajando en lo que era su pasión, la electromecánica, tuvo una visión en la que le mostraron que en la estancia dispondría de un taller con todas las herramientas del que siempre soñó. Al saber eso, se sonrió, y dijo “ya me pueden llevar, ya no me preocupo”. Después de su transición frecuentemente su presencia espiritual se hace sentir, y tenemos testimonio de quienes afirman que sigue participando en las guardias que hacemos en las noches en la comunidad, tal como otros hermanos que le precedieron lo hacen.
Me acuerdo de un hermano de Iquitos que soñó con la estancia y la describió como una isla entre las nubes, rodeada de agua con calles, casas y plantas. Con el tiempo y la cantidad de hermanos que llegarán allí, será cada vez más grande.
En esta semana nos escribió la simpatizante Silvia, que todavía no conocía nada de esto, pero que está estudiando la doctrina. Ella nos confesó que cuando estaba dormitando, el espíritu de mi ser, se acercó a ella, para hablarle de la estancia transhabitual. Se asustó terriblemente al descubrir que mi espíritu se encontraba en la estancia y terrificada exclamó “¡¿Nathalie, qué haces allí!?, ¡pero tú no estás muerta todavía!”.
Gracias a ese susto suyo, me encuentro aquí para decirles que no es que solamente nos beneficiemos de la estancia después de la muerte, sino que desde que nos ocupemos de hacer algo para ofrecer a nuestra V:.Pepita, ya estamos participando de esa realidad espiritual. Y lo que vengo haciendo, les sirve a los espíritus desencarnados también. Porque tienen las mismas necesidades que nosotros aquí. Aún cuando no hacemos este tipo de labores, nuestra alma, durante nuestra vida, ya es asociada a la estancia.
Y es cierto, soy testigo de que mi espíritu permanentemente se encuentre allí. Muchas veces en mis sueños, me he visto conversando con la Hermana Pepita, o estando allí. Una vez que estuve cuidando la casa mientras que H:. Pepita estuvo ausente, presencié su llegada y le mostraba que había ordenado todas las cosas. Estuvimos mirando la baranda de la casona que tenía un techo de plata forjada en formas muy barrocas, un poco de la idea de las filigranas que hacen aquí. Experiencias que nos parecen de fantasías..pero evidentemente, existen en esa dimensión.
Soy testigo de haber visto en la estancia, a los hermanos que todavía están encarnados. Hubo una vez una reunión con todos los hermanos en la estancia. Estábamos sentados al aire libre en mesitas, tal como nos reunimos físicamente, sólo que en otro ambiente. Sé que siempre cuando hay reuniones aquí, allá también nos reunimos. Estamos tan absorbidos por nuestras actividades diarias que no nos damos cuenta de ello.